Estoy tarde. Es verdad. Esto debí haberlo escrito 8 meses atrás, mientras analizábamos los resultados del primer estudio de cyberloafing en Chile que hicimos con TrenDigital. Debí haber escrito al ver que aquellos que trabajan frente a una pantalla hoy pierden 8 minutos en una hora –promedio- por no tener horarios asignados para revisar emails: el revisar constantemente los mensajes que NO SON URGENTES los saca de la actividad que realizan y después son esos minutos el tiempo que les cuesta volver a enfocarse. Debí –al menos- haber escrito un par de párrafos sobre el cómo y por qué la utilización de las tecnologías para uso individual y no organizacional –en inglés cyberloafing- se había hecho una práctica aceptada en las organizaciones chilenas. Y peor aún, que las políticas restrictivas de uso de internet no incidían en estas conductas. Quizás debí haber escrito en enero, cuando se me acercaron las primeras personas a solicitarme que por favor desarrollara protocolos digitales en sus respectivas organizaciones porque estaban desesperados con el uso que los trabajadores estaban haciendo del teléfono.
Un gerente de un supermercado me preguntó: “¿de qué nos sirve gastar millones mensuales en marketing y publicidad, si cuando el cliente va a pagar, la cajera está más preocupada del WhatsApp que de él? Se me va toda la imagen de la empresa al suelo por un maldito doble click!” Y terminó diciéndome que de verdad no podía entender cómo los pionetas podían descargar con una mano el camión y chatear con la otra.
En mi defensa solo puedo decir que sentía que no me daba el ancho. Tenía susto de no tener suficiente material como para analizar y dar una guía para los conflictos que hoy todos vemos pero que tanto nos cuesta enfrentar. “¡Las reuniones! ¡Por favor ayúdanos con las reuniones, eso no más!” Fue el último pedido que me hicieron antes de decidir actuar. El gerente que me llamó me dijo que lo ayudara por favor, que sentía que ya nadie ponía atención a lo que los otros estaban diciendo y que al final de las reuniones creía que no se sacaba nada en limpio. Le hice caso. Participé de una reunión como observante y pude confirmar empíricamente lo que me había indicado. Sin embargo, antes de recomendarle ciertas políticas, me di el tiempo de preguntarle a cada uno de los asistentes si sabía por qué los habían llamado a la reunión. “Fue de planificación” me dijo cada uno por separado. “¿Para planificar qué y qué rol tienen ustedes en esa planificación?” No lo sabían. Les pregunté si al menos entendían lo que se esperaba de ellos en la reunión y me dijeron que no.
Le dije dos cosas al gerente. Una: “si hoy no le explicas a tu gente por qué los llamas a una reunión y lo que buscas de ellos, de forma explícita, es muy fácil perderlos. Los espacios de atención son más escasos que en el pasado justamente por el uso constante de la tecnología que lleva a la inmediatez y es necesario estimular a las personas para mantenerlos concentrados. Además, no puedes terminar la reunión sin un acta virtual que indique explícitamente los acuerdos, tareas y responsabilidades que asumió cada uno, y a la que también todos tengan acceso. Accountability”. Le expliqué finalmente que esos acuerdos deben ser consistentes con los objetivos planteados al momento de citar la reunión. Y dos: “si quieres que la gente no revise sus teléfonos constantemente, debes dar pequeños recreos cada 40 minutos para que contesten sus correos y mensajes. Le explique que hoy la gente no aguanta 90 minutos sin revisar sus devices y que era mejor “perder” 5 minutos de atención en la mitad, pero manteniendo a la gente concentrada durante el resto del tiempo, que todo el tiempo “trabajando” pero sin que pongan mucha atención”.
Y hoy me atrevo a escribir estas ideas porque acabo de terminar el diseño del primer taller que se dictará en Chile sobre redes sociales y productividad laboral. Como director del magíster en comunicación estratégica de la UC, estoy muy orgulloso de decir que los asistentes a este taller podrán desarrollar protocolos de acción para utilizar de forma eficiente las TICs en sus respectivas organizaciones y reducir conflictos laborales. Los invito a participar del taller y conocer más de cerca la metodología haciendo click aca para acceder al programa. Si quieres compartir el flyer con tus contactos, por favor descárgalo haciendo click aca y después compártelo! Hay solo 20 cupos disponibles para que sea más cerrado el taller y los análisis y diagnósticos de casos puedan desarrollarse con mayor profundidad.
Nos vemos!