Por Ignacio Sarroca

El inbound marketing ha sido una gran respuesta a la hora de atraer clientes, principalmente porque es un método que supo interpretar correctamente el comportamiento actual de los cibernautas. No es intrusivo y le otorga al usuario la posibilidad de encontrarse con las marcas, productos o servicios.

Aunque se estima que hay una mayor efectividad en venta cuando son los propios consumidores quienes se encuentran con las marcas, existe una complicación que radica en que el fondo de la estrategia de marketing sigue siendo la de atraer a los consumidores a un sitio web, con el objetivo de generar conversiones en un reducido porcentaje de esos visitantes.

Según cifras del Baymard Institute el 69,2% de las personas abandona el carrito de compra. Por su parte, y complementario a lo anterior, los informes de The Digital Evolution in B2B Marketing de Google y CEB, así como el Content Marketing Istitute (CMI), coinciden en que el buyer’s journey se divide en varias etapas dentro de las cuales se estima que el cliente completa el 60% del proceso por sí mismo antes de contactar a un vendedor. Esto indica que aún hay desafíos en las tácticas de conversión.

Por si fuera poco, como las personas están cada vez “googleando” más en lugar de conversar, el “cogito, ergo Google” o “pienso, luego Google” se traduce en que ha ocurrido un cambio de paradigma. Antes el vendedor tenía una ventaja frente al consumidor debido a que existía una asimetría de información entre ambos. En la actualidad esto no es así y el cliente se ha empoderado gracias al acceso a múltiples contenidos de la web.

En este escenario, el neuromarketing prueba que podría ser un actor relevante debido a que dicha tecnología permitirá revelar qué sucede en el pensamiento del ser humano a la hora de tomar decisiones. Dando a entender que la reflexión consciente es apenas la punta del iceberg.

Es importante reconocer que el inbound supo adaptarse para generar nuevas oportunidades. Sin embargo, en una era de caducidad permanente, los estrategas y profesionales del marketing deben plantearse la implementación de otros mecanismos que les permitan recuperar un poco más el control que alguna vez tuvieron sobre los consumidores.

La unión del inbound y neuromarketing debería mejorar la rentabilidad de un negocio online en cuanto este último sea capaz de medir si el público objetivo reacciona mejor ante algún tipo de diseño, color o estímulo que la estrategia de inbound debiese contemplar. Asimismo, los consumidores podrían comprar bienes y servicios sin percatarse de que están siendo sutilmente convencidos, incluso a un nivel inconsciente.